Alegría animal.

Yo nací un día
que Dios estuvo enfermo.

Cesar Vallejo

Yo nací una noche que Dios estuvo borracho, guapachoso, sonero, celebrando el cumpleaños de Nicolás Guillén, con un ron cubano en vilo y un habano en su boca… vida, de lo vivido me queda lo bailado, los pedazos de pan que me distes al pasar, el amor de los amorosos, la piñata que dejó los regalos y el chindondo en la cabeza de Neto, -que certero ese garrotazo- la horchata y los panes a la carta, los dulces de limón y los chicles de canela, (los que pican, como el beso de la 89), esos días, esas infancias, soles que no volverán, árboles que aún están… pasaron los años como pasan las primaveras, llegó Neruda, con el la poesía y el degusto por la literatura, sobre papel y tinta algunos solos diría un amigo panameño, llegaron las llamadas de la península Ibérica y la espera -sorpresa- el sueño se hizo más y yo menos viejo, llegó otro año “el regalo soy yo” -me dijo- y mi infancia quedó en sus labios, una botella con vino, unos besos que fueron casi un dogma con su catedral neogótica y sus puertas abiertas de par a impar; llegaron los silbidos y otro año, y junto a los silbidos, la película “Por quién doblan las campanas” le explique a las manos que debían cumplir su función dactilar y doblar por Xochilt, ya que mis manos son campanas que suenan con un toque de gracia, Ese día llegó el disco de Caifanes y el masaje en Suchitoto; así pasamos a otras lunas encontrándose, encontrándonos esta vez nadie se desató el vestido, pasó otro año y me quedé con una playera con el rostro de Guevara y un collar en coco tallado al cuello. Llegó este año, junto a el las cerezas por la madrugada y la noticia que me ha dejado enano de alegría -claro está- mi sobrina nació hace unas horas y las llamadas no han dejado de llagar por aire, por suelo y mar, abrazos Patty, abrazos Ikram. Gracias totales a todos y a todas.

El piyuka.