¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
...
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!...
César Vallejo
***
El 16 de febrero de 1936 triunfa en las elecciones españolas el Frente Popular; coalición formada por partidos republicanos, socialistas, comunistas y otros pequeños partidos de izquierda radical, a propuesta del Partido Comunista Español.
Este Frente que presentaba un programa reformista, contó incluso con el apoyo de los anarquistas (la corriente ideológica mayoritaria) ya que uno de los ejes de su campaña fue la promesa de liberar a los presos políticos, encarcelados desde el levantamiento en Asturias, de 1934. A pesar de que la victoria fue muy ajustada, el triunfo de la izquierda dio lugar a una gran algarabía, provocando grandes concentraciones populares que irán en aumento.
Desde el mismo día de la victoria, comienza a orquestarse el golpe fascista. Pero a pesar de que el gobierno republicano fue advertido en incontables oportunidades de que el mismo se estaba gestando, no se tomaron las medidas necesarias para abortarlo. Entonces, el 18 de julio de 1936 comenzaba la Guerra Civil Española. Un golpe militar, inscripto bajo el avance del fascismo en Europa, tolerado por las democracias occidentales del mismo continente, que prefirieron “dejar actuar a Franco” que aceptar la existencia de una España Roja. Una acción brutal, contra un gobierno legítimamente electo y un pueblo, sin los recursos suficientes para enfrentarlo con éxito.
Gabriela Luna, A 69 años de la revolución traicionada
Miguel Ángel Morcillo, 19 de julio: explotados contra explotadores
El cadáver roído de la historia está esperando, tal vez un golpe de suerte, tal vez un golpe de conciencia creadora que la eche a andar de nuevo. Esperando a algún cuerpo popular de Jesuses obreros y oficinistas y estudiantes, un Cristo-collage de proletarios y marginados y pobres diablos y diablas de toda suerte, que digan, por fin, levántate, Lázaro.
Si saben de algo, me avisan; si se puede, después de mis diligencias comerciales, de preferencia, después de la novela de las 9 y antes de que me cepille los dientes.
0 Jutiadas :: 19 de julio, 1936
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