Las industrias culturales –denominación aportada por la Escuela de Frankfurt con la cual se conoce a los medios de comunicación social- como producto de las bondades del sistema capitalista, se han convertido en los grandes mercantilistas de la (des)información y el entretenimiento, a través del intercambio de contenidos que realizan por medio de las diferentes formas de difusión con que cuentan: cine, televisión, radio, prensa escrita e internet. Sus “aportes” a la sociedad más aplaudidos van desde la estandarización cultural, pasando por el reforzamiento de la ideología de la clase dominante, hasta el consumismo y la imitación -por parte de los sectores económicamente desfavorecidos- de los patrones de conducta de la glorificada burguesía.
Con sus “poderosos mecanismos de manipulación” –citando a Max Horkheimer- la industria de la cultura cumple su función de control social imponiendo, no solo gustos y preferencias, o estandarizando actitudes, pensamientos y sentimientos para hacer más fácil el trabajo de los grupos hegemónicos -pues entre menos variedad exista mayor control social habrá- sino también contribuyendo sutilmente al ámbito político, mediante el apoyo de determinados grupos o intereses a través de la transmisión constante de propaganda, llegando incluso a matizarla como información. Este valioso apoyo hacia la derecha –léase ARENA- en nuestro país se hace más abierta que sutilmente; es algo normal en aquellos empresarios de la comunicación, ya muy bien identificados, amantes de la “libertad” y la “democracia”, y no obedece a la coyuntura electoral en que nos encontramos, ésta sólo intensifica la labor de propaganda dirigida a influir en la conducta del electorado para ganar su voto, su simpatía y su apoyo a determinadas acciones orientadas realmente a satisfacer los intereses de los propietarios de ese instituto político, pero que a la masa de electores incautos se las hacen ver como intereses nacionales.
Y aunque se rompan las vestiduras y se llenen la boca de alabanzas hacia la “libertad” de expresión –artículo de "primera" necesidad de los salvadoreños- la verdad es que cuando surgen medios que no se ciñen a sus formatos, que son críticos y detractores de su ideología, saltan las voces de censura matizadas de preocupación porque esos medios de comunicación –El Faro, el Co-Latino, los blogs de izquierda- rompen con los esquemas aprendidos, señalándolo como un signo de locura y una amenaza a la tranquilidad nacional para generar el rechazo de la masa, ese grupo de personas que de manera mecánica han tomado como propia la ideología dominante sin ni siquiera saber, a ciencia cierta, en qué consiste. Ciertamente, el desempeño social -y político- de las industrias culturales está determinado por los intereses del propietario de la Empresa, quien ve en ella un aparato productivo generador de réditos, parte del sacrosanto mercado y base fundamental de este sistema que difunde e interioriza en el público la ideología capitalista.
al final esto de ganar conciencias se parece mucho también al proceso de las elecciones. ellos tienen más publicidad que nosotros. ellos le hacen propaganda permanente a su ideología....
Miss Penny Lane
26 de enero de 2009, 20:43Miss Penny Lane, realmente esto del control social es algo complejo y viejo también. Los medios de comunicación "social" representan solo uno de los bastiones -uno muy importante, claro- del sistema capitalista, con éste ganan mucho dinero al mismo tiempo que masifican su ideología.
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No es que los procesos electorales se parezcan al control social, sino que son parte de ese control. Los comicios representan una coyuntura que le permite a la clase dominante perpetuar el poder en sus manos "democraticamente".
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Sí, los capitalistas cuentan con más publicidad... ellos son los propietarios, de eso subsisten y con eso además subyugan a la gente, paradójicamente, sin que así sea percibido por muchos.
Nuestro deber es dejar de ser parte de la masa, abrir los ojos, perder la ceguera a través del estudio, analizando la realidad de manera crítica y propositiva, sin permitir que el sistema nos manipule. A esa libertad debemos aspirar.
Ahtziri
27 de enero de 2009, 7:14P:D. un saludo cordial.
Ahtziri
27 de enero de 2009, 7:24