Tenemos en primer lugar la situación económica del poeta...En la lucha por mantenerse el poeta había creado dos armas: la alabanza y la sátira.
Gerald Brenan
Un paseo por la sutileza de la autoridad nos deja boquiabiertos. ¿Qué nos habilita para hablar, para callar, para martillar las paredes de papel que linda con el sueño del vecino? En este país minúsculo y sonriente es sencillo. Cualquier persona puede dar su opinión y ser tenido en cuenta. No importa que sepa usted un comino lo que está diciendo; su habilidad oratoria o apologética puede estar mermada al máximo y es permisible, disculpable y siseando y asintiendo hasta puede usted sonar muy tierno. ¡Claro! usted puede ser analista político, sociólogo, ministro de economía, de seguridad, de educación, de mantenimiento y administración de los sueños y anhelos de la población infantil y longeva, es mas, puede pasar de ser animador radial matutino a Excelentísimo Presidente y fanfarria: Usted es probo; y si tiene un rotativo de amplia difusión donde toser, morder y sollozar como editorialista: Usted es erudito; y si sale en un programa de entrevista masivo y amarillista: Usted es crítico; y si su mamá mantiene económicamente alegre a un grupillo de escritores: Usted es poeta o a lo sumo Presidente de Concultura. Solamente tiene que tener el gran sartén verde por el mango, un traje elegante, una casa con vista panorámica en el volcán; pero si no tiene todas estas cosas, nada más deberá asentir y poner cara de diminuto complaciente, saludar agachado, besar la mano, dar tres vueltas antes de acostarse y soñar que las migajas sean cada vez más grandes. Tenemos, en fin, la situación económica de las personas, habilitante y negadora, como en días antiguos, y por consecuencia una decisión: O la crítica real y desprotegida, casi inaudible y a veces satírica o la alabanza y sumisión, repliegue de todas las corazas y el saludo inclinado a todo Honorable Señor. De esto algunos poetas, escritores, artistas e intelectuales pueden dar testimonio. A veces los escuchamos, otras los leemos, por momentos nos reímos, casi siempre con ganas de llorar.
mmmm, asi que son poetas. dxdxdxdxdxdxdxdxdxdxd.
bueno, ya se lo he pedido a otros, no hagan entradas tan largas, serian mejor cortas, cortas pero al punto.
tienen un buen blog, los felicito.
militodias360
3 de enero de 2009, 12:55Z. Bauman hace una pequeña reseña de las distopias: en las sociedades totalitaristas y en los regímenes que evocaron retóricamente al socialismo, funcionaba el panopticon, es decir, la sociedad se organizaba alrededor de un ojo que todo lo veía, todo lo escrutaba. La técnica y los requerimientos del mercado libre hicieron posible pasar de ese modo tan anti-chic de subordinar a las masas, hasta el nuevo y, según parece, más eficaz modo de control: el synopticon. No es el Big Brother orwelliano quien nos vigila, somos nosotros quienes corremos como bichos atraídos por la luz, el glamour, la retórica, el buen gusto de las clases dominantes: nosotros observamos anonadados a los poderosos, esperando que quizás el año nuevo nos traiga la fortuna de Slim, las facciones de Clooney, los senos cosmopolitas de Scarlett Johansson.
Chichimeca
4 de enero de 2009, 11:25Ya tienen la venia de militodiaz360,jajaja cabe preguntarles ahora que tipo de poetas son: ¿sirvientes, payasos o enemigos?
Anónimo
4 de enero de 2009, 14:19Usted señor o señora anónimo utiliza la palabra "venia" eso denota que es usted también poeta -por la exquisitez que esa palabra tiene a través de los tiempos y porque para su gusto sabe usarla- Pero el poeta da la cara ya sea sirviente,payaso o enemigo (según clasificación daltoniana). Póngase en estos comentarios de frente como debe ser, no sea si acaso poeta si acaso payaso.
Pericuyo
4 de enero de 2009, 20:16Yo, no renuncio a cobijarme bajo el
frondoso árbol del lenguaje, dentro de la gran casa roja de la poesía. Sigo aspirando a ser ciudadana de la lengua.
Sobre ponerme de frente, no, no megusta el frente como partido, ni como posición, me gusta más de lado... enemiga porfavor.
Anónimo
5 de enero de 2009, 9:24ponerse de frente resulta, en estas circunstancias, una exigencia pueril. Escribir como piyuk o chichimeca o pericuyo (nombres, eso sí, muy dignos) es tan de frente como escribir como anónimo. Además, no hay que olvidar a Shakespeare.
Somos carne que habla, dice otro poeta.
Nuestro nombre son nuestras palabras, digo yo.
Bienvenida, Enemiga.
Chichimeca
5 de enero de 2009, 11:45Felicidades señores y/o señoras del Jute! éxitos con este blog... Solo quiero decirles que comparto las ideas de Vala plasmadas en el artículo en comento -a propósito, muy bueno-. Creo que muchos tenemos el deseo de que el sistema educativo salvadoreño de un giro de 360 grados, para que todas las personas seamos capaces de crear y expresar nuestros pensamientos de manera crítica, objetiva, constructiva e inteligible. En relación a la situación económica de ustedes los poetas, les animo a que no se conviertan en sirvientes ni bufones del poder; sigan con su lucha por la crítica real, por momentos matizada de sátira y buen humor -para reir aunque sea con ganas de llorar en esta su trinchera a la que han denominado "El Jute"-, y hagan revolución con la palabra!
Saludos....
Anónimo
6 de enero de 2009, 15:32