Las industrias culturales y las elecciones 2009.

Las industrias culturales –denominación aportada por la Escuela de Frankfurt con la cual se conoce a los medios de comunicación social- como producto de las bondades del sistema capitalista, se han convertido en los grandes mercantilistas de la (des)información y el entretenimiento, a través del intercambio de contenidos que realizan por medio de las diferentes formas de difusión con que cuentan: cine, televisión, radio, prensa escrita e internet. Sus “aportes” a la sociedad más aplaudidos van desde la estandarización cultural, pasando por el reforzamiento de la ideología de la clase dominante, hasta el consumismo y la imitación -por parte de los sectores económicamente desfavorecidos- de los patrones de conducta de la glorificada burguesía.
Con sus “poderosos mecanismos de manipulación” –citando a Max Horkheimer- la industria de la cultura cumple su función de control social imponiendo, no solo gustos y preferencias, o estandarizando actitudes, pensamientos y sentimientos para hacer más fácil el trabajo de los grupos hegemónicos -pues entre menos variedad exista mayor control social habrá- sino también contribuyendo sutilmente al ámbito político, mediante el apoyo de determinados grupos o intereses a través de la transmisión constante de propaganda, llegando incluso a matizarla como información. Este valioso apoyo hacia la derecha –léase ARENA- en nuestro país se hace más abierta que sutilmente; es algo normal en aquellos empresarios de la comunicación, ya muy bien identificados, amantes de la “libertad” y la “democracia”, y no obedece a la coyuntura electoral en que nos encontramos, ésta sólo intensifica la labor de propaganda dirigida a influir en la conducta del electorado para ganar su voto, su simpatía y su apoyo a determinadas acciones orientadas realmente a satisfacer los intereses de los propietarios de ese instituto político, pero que a la masa de electores incautos se las hacen ver como intereses nacionales.
Y aunque se rompan las vestiduras y se llenen la boca de alabanzas hacia la “libertad” de expresión –artículo de "primera" necesidad de los salvadoreños- la verdad es que cuando surgen medios que no se ciñen a sus formatos, que son críticos y detractores de su ideología, saltan las voces de censura matizadas de preocupación porque esos medios de comunicación –El Faro, el Co-Latino, los blogs de izquierda- rompen con los esquemas aprendidos, señalándolo como un signo de locura y una amenaza a la tranquilidad nacional para generar el rechazo de la masa, ese grupo de personas que de manera mecánica han tomado como propia la ideología dominante sin ni siquiera saber, a ciencia cierta, en qué consiste. Ciertamente, el desempeño social -y político- de las industrias culturales está determinado por los intereses del propietario de la Empresa, quien ve en ella un aparato productivo generador de réditos, parte del sacrosanto mercado y base fundamental de este sistema que difunde e interioriza en el público la ideología capitalista.

3 Jutiadas :: Las industrias culturales y las elecciones 2009.

  1. al final esto de ganar conciencias se parece mucho también al proceso de las elecciones. ellos tienen más publicidad que nosotros. ellos le hacen propaganda permanente a su ideología....

  2. Miss Penny Lane, realmente esto del control social es algo complejo y viejo también. Los medios de comunicación "social" representan solo uno de los bastiones -uno muy importante, claro- del sistema capitalista, con éste ganan mucho dinero al mismo tiempo que masifican su ideología.
    ***
    No es que los procesos electorales se parezcan al control social, sino que son parte de ese control. Los comicios representan una coyuntura que le permite a la clase dominante perpetuar el poder en sus manos "democraticamente".
    ***
    Sí, los capitalistas cuentan con más publicidad... ellos son los propietarios, de eso subsisten y con eso además subyugan a la gente, paradójicamente, sin que así sea percibido por muchos.

    Nuestro deber es dejar de ser parte de la masa, abrir los ojos, perder la ceguera a través del estudio, analizando la realidad de manera crítica y propositiva, sin permitir que el sistema nos manipule. A esa libertad debemos aspirar.

  3. P:D. un saludo cordial.