Tienes que decidirte:
o lo real son los movimientos del dinero,
o lo real son los cuerpos de hombres
y mujeres. Irreconciliablemente
esa opción seccionará el mundo.
Lo llamaremos lucha de clases.
J. Riechmann
***
Quiero decir que en Estocolmo la gente vive feliz -de alguna manera. Yo bien sé que todos querríamos una pequeña escandinavia en centroamérica, que la felicidad se compone de aquellos detalles de la vida (Ikea, Volvo, Ericsson), de un Departamento de Sanidad Pública de categoría mundial, y de un panzón consumista (léase, Santa) que nos gratifique el guajolote de fin de año.
o lo real son los movimientos del dinero,
o lo real son los cuerpos de hombres
y mujeres. Irreconciliablemente
esa opción seccionará el mundo.
Lo llamaremos lucha de clases.
J. Riechmann
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Quiero decir que en Estocolmo la gente vive feliz -de alguna manera. Yo bien sé que todos querríamos una pequeña escandinavia en centroamérica, que la felicidad se compone de aquellos detalles de la vida (Ikea, Volvo, Ericsson), de un Departamento de Sanidad Pública de categoría mundial, y de un panzón consumista (léase, Santa) que nos gratifique el guajolote de fin de año.
Pero quizás lo que está en cuestión no es que lleguemos a los caudales del primer mundo.
Lo fundamental es establecer si vamos a consentir una sociedad que persista en la explotación del humano, en el fetiche del valor, en la negación del otro, o si podemos transformarnos en seres humanos constitutivamente incapaces de ignominia.
Resulta, entonces, un dilema para debatir en el escusado (entre otros lugares):
¿el soñado "otro mundo", o un parche sobre este mundo categoría "pioresnada"?
Yo sueño con otro mundo! Quizás sea en la paz que encontraré después de mi muerte, no lo sé...
Yo sueño con otro mundo! Quizás en otro Imperio no más iluminado pero, sí más humano y solidario, no lo sé...
Pero yo sueño con otro mundo! Más bueno, para ti, para mí, para todos y todas, eso sí lo sé.
Enhorabuena por este post, es extraordinario.
Un beso grande, grande...
María Jesús
28 de diciembre de 2008, 3:23María Jesús
28 de diciembre de 2008, 3:25