El escritor José Saramago considera que la época navideña, caracterizada por el consumismo y despilfarro en los países ricos, supone "vivir en una burbuja que nos defiende de lo que pasa afuera", donde hay personas que "nacen en el Apocalipsis, viven toda su vida en él y no tienen ninguna esperanza".
En una entrevista durante una visita a Barcelona, el escritor portugués, ha destacado, con un discurso tremendamente pesimista, que esta situación “es uno de los dramas de
Saramago recuerda que “nunca se ha podido vencer el hambre y la miseria”, pero ahora “hay muchos más ricos que hace 50 ó 100 años, mientras los pobres se han multiplicado”.
“Hay que tener en cuenta que la distancia entre los que tienen y los que no tienen sólo guarda paralelismo con la distancia que existe entre los que saben y los que no saben, y los que no tienen son los que no saben”, por lo que “son condenados desde que nacen”, explica el célebre autor lusitano.
“Este mundo no tiene solución, no nos merecemos la vida”, ha sentenciado el escritor, premio Nobel de Literatura en 1998.
Saramago ha apuntado que se tiene que ver “si la paz realmente es posible, porque hasta ahora no lo ha sido”, en parte porque “imaginar al hombre como un ser pacífico, es completamente imposible”.
“El hombre es el único animal que tortura a sus semejantes”, por lo que “no nos merecemos mucho respeto como especie”, ha apuntado el escritor.
Saramago se ha mostrado también muy pesimista respecto el futuro de Europa, que “no está definida, no se sabe lo que es y, al fin y al cabo, es un proyecto social que ha fracasado, porque no logra conciliar intereses”, ya que “cada uno está tirando por su lado”.
El señor Saramago a demás de ser una gran escritor, tiene razón. Hay muchos más millonarios pero, la hambruna y, otras penas en masa se pasean a su merced. Y esos ricos son cada vez más ricos y, los pobres más pobres.
Un abrazo y Feliz Año Nuevo
María Jesús
27 de diciembre de 2008, 11:31María,tu comentario me hizo reparar en un texto de Eduardo Galeano del libro "Patas arriba, de la escuela del mundo al revés" que aborda:
La igualación en la desigualdad
Este mundo del fin del siglo, que convida a todos al banquete pero cierra la puerta en las narices de la mayoría, es al mismo tiempo igualador y desigual. Nunca el mundo ha sido tan desigual en las oportunidades que brinda, pero tampoco ha sido nunca tan igualador en las ideas y las costumbres que impone. La igualación obligatoria, que actúa contra la diversidad cultural del bicho humano, impone un totalitarismo simetrico al totalitarismo de la desigualdad de la economía, impuesto por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros fundamentalistas de la libertad del dinero. En el mundo sin alma que se nos obliga a aceptar como único mundo posible, no hay pueblos, sino mercados; no hay ciudadanos, sino consumidores; no hay naciones, sino empresas; no hay ciudades, sino aglomeraciones; no hay relaciones humanas, sino competencias mercantiles.
Nunca ha sido menos democrática la economía mundial, nunca ha sido el mundo más escandalosamente injusto. La desigualdad se ha duplicado en treinta años. 1960, el 20 por ciento de la humanidad, el que más tenía, era treinta veces más rico que el 20 por ciento que más necesitaba. En 1990, la diferencia entre prosperidad y el desamparo había crecido al doble, y era de sesenta veces. Y en los extremos de los extremos, entre los ricos riquísimos y los pobres pobrísimos, el abismo resulta mucho más hondo. Sumando las fortunas privadas que año tras año exhiben, con obscena fruición, las páginas pornofinancieras de las revistas Forbes y Fortune, se llega a la conclusión de que cien multimillonarios disponen actualmente de la misma riqueza que mil quinientos millones de personas.
Abrazos y caracoles para usted.
piyuK
27 de diciembre de 2008, 17:58Siguiendo a Saramago, en un mundo injusto, el cual la diferencia de riqueza y pobreza es solo proporcional a conocimiento e ignorancia, me hace pensar y generar propuestas concretas desde nuestras realidades, ello implica, generar conocimiento y conciencia social a nuestro entorno, capaz esta de generar por la solidaridad humana intrínseca a nosotros el mejor ataque a entornos egoístas, que se materializan en generación de falsa riqueza, comparable solo con los más bajos instintos racionales de sobrevevivir sin convivir.
Por lo que exhorto a la generación a abrir los ojos de la conciencia, conciencia social, para generar una verdadera generación de ciudadanos capaces de asimilarse así mismos y a su contexto. No nos enfrasquemos en caducos modelos ideológicos y generemos propuestas propias de nuestras realidades.
Adelante patoj@s buen blog.
Por la construcción de una Centro América consciente.
Anónimo
1 de enero de 2009, 9:33